lunes, 23 de noviembre de 2015

LECCIÓN DESDE JEREZ

    Este fin de semana tuve la oportunidad de disfrutar en Jerez del V encuentro de capataces y cargadores “al mismo son”, organizado por la asociación cuadrillas Martín Gómez y cuyo principal impulsor es dicho capataz jerezano. Durante la jornada del sábado tuvieron lugar tres charlas, la primera de ellas moderada por mi amigo Mauricio Pacheco en donde se habló sobre la relación entre los capataces y las priostías de las hermandades, tema debatido muchas veces en Sevilla y que dio para un rato de interesantes conclusiones y curiosas anécdotas. Luego el gran Mariano López Montes dio toda una lección sobre la historia de los costaleros en la Semana Santa de Sevilla, apoyado por material gráfico de gran interés. La última corrió a cargo de Ismael Vargas, poco se puede decir ya de este grandísimo capataz de Sevilla, nos contó sus vivencias y sentimientos vividos a lo largo de más de cuarenta años como capataz, dejando al descubierto en varias ocasiones su lado más divertido, tras ello tuvo lugar un almuerzo y una dilatada convivencia entre los asistentes que se alargó hasta altas horas de la noche. Una buenísima experiencia que espero repetir en próximos años. Hasta aquí la crónica del encuentro, pero durante esa jornada estuve pensando en una cosa y quería compartir aquí mi reflexión sobre este encuentro.

    Me plantee el hecho de como era posible que en Sevilla, que se supone que es la cuna de todo esto, nunca se haya hecho un encuentro de este tipo que englobe a TODOS los capataces y costaleros, más allá de las típicas conferencias esporádicas que hermandades y tertulias acostumbran a hacer o más allá de las comidas y convivencias que determinadas cuadrillas organizan para ellos mismos. La conclusión que saque tras debatirlo con varios asistentes fue en tono interrogativo ¿será tal vez que en Sevilla exista una rivalidad y una competencia entre cuadrillas que no existe en Jerez?, este es un tema que pocas veces se trata más allá de las barras de los bares, pero que a mi juicio es una realidad absoluta, en el mundo de los capataces y costaleros de Sevilla no existe unidad ninguna, es más, no solo no existe unidad sino que hay muchísima rivalidad. Solo habría que darse una vuelta por cualquier reunión de costaleros de determinado capataz o hermandad y en el 90% de ellas una gran parte de los temas debatidos giran en torno a largar fiesta de tal cuadrilla, de tal capataz, de tal chicotá, etc....en resumidas cuentas la idea que impera es “lo mío es lo mejor y lo tuyo es una soberana m*****”, incluso cuando alguien que suele ir con un determinado capataz va a pedir sitio en la cofradía de otro hay miradas que no son de bienvenida precisamente. De este modo hoy en día con este tipo de mentalidades es muy difícil que se haga ningún tipo de encuentro, solo basta ver la polémica que ha suscitado el monumento que se le pretende hacer al costalero, que es una cosa que se supone buena para todo el colectivo y que de momento no ha servido para nada más que para el viejo arte del lanzamiento de cuchillo dialéctico (incluida su reciente versión vía redes sociales). Es una verdadera pena que siendo este mundo tan bonito nosotros mismos nos encarguemos de estropearlo muchas veces, teniendo ya de por si bastantes detractores y calumniadores, que en lugar de ser todos una piña como colectivo, esto se parezca más a las familias de “el padrino”, con lo fácil que es respetar a todos y a todas las opiniones y maneras de ver el mundo de abajo, que es precisamente uno de los encantos que tiene. A mi me gusta lo mío, pero que a uno le guste lo suyo no significa que no le pueda gustar lo de otro o algunas cosas de otro y principalmente que las respete aunque no las comparta, eso es lo bonito y lo interesante de este tipo de eventos, compartir opiniones y aprender de otros puntos de vista sobre esto. Se que es muy complicado que todo esto que he dicho cambie, pero bueno, que sirva esta reflexión a modo de protesta de lo que pienso que es una cosa absurda, triste y real que se da en nuestro mundillo del costal sevillano. Ojalá que algún día Sevilla le de a los costaleros y capataces no un sitio de honor, pero al menos reconocimiento y respeto, pero pienso que para que eso ocurra primero debemos reconocernos y respetarnos nosotros mismos y saber ir todos a una en determinados temas.


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